La primera vez que asistí al circo fue siendo adulta, en un ayer inevitable.
No preguntó si estaba de acuerdo, si estaría o no ocupada, si el circo era lo que yo deseaba, solo esperó que levantara el auricular y me dio instrucciones, que por extraño que parezca seguí al pie de la letra.
A las quince horas estaba puntual tocando a la puerta, abrí y lo primero que dijo — Tenemos tiempo — ¿Tiempo para qué?, ¡Soy puntual!.
El recorrido fue de aproximado a una hora por pasajes que aun siendo de la ciudad, no conocía, al llegar, me di cuenta casi de inmediato de su dinámica. Tenía funciones todo el día, con margen de tiempo entre una y otra de media hora.
Observé atenta lo que ocurría a mi alrededor, era un circo peculiar, ambientado en distintos pasajes, como una línea del tiempo, pero era quizás por la vestimenta de los participantes.
Por un lado, lo esotérico, bolas de cristal, mujeres con indumentaria extraña, un oso sentado y los clientes de la anterior función esperando turno para tomarse la foto.
Trapecistas de cuerpos esculturales también tenían su lugar y posaban con rostros serios para la foto, nada decían de los jalones y arrimones que les llovían no solo de mujeres, también de hombres.
Magos y payasos compartían un lugar en el centro.
La voz que siempre se escucha y no se ve también hacía acto de presencia, todo fuera de la carpa parecía surreal, como sacado de un cuento antiguo.
Minutos antes de las dieciséis horas, todo empezó a descontrolarse, pero de una forma armoniosa, con prisa, pero manteniendo sus movimientos lentos, como si el tiempo fuera benévolo. En fracción de minutos todo estaba despejado, solo la línea a seguir para entrar al interior y ver el espectáculo.
Así sucedió en la función, era como una brecha en el tiempo que hacía pasar los minutos a vuelta de rueda, hasta el momento en que la pareja de trapecistas hizo acto de presencia, la caída de ella fue inminente y mi deseo de no volver a pisar un circo, fue/es radical.
Me encantó, Camila, Va en línea con lo que íntimamente pienso.
ResponderEliminarEterno es el ayer
que no ha pasado ni fue
y que no hace más que volver
a cada recuerdo siempre nuevo otra vez...
Abrazo hasta vos.
A mí me encantó tu mirada, Carlos
EliminarAbrazo hasta ti
Muy surreal tu descriptivo relato. Se entiende que te haya quedado gusto amargo. Abrazos jueveros, Camila.
ResponderEliminarHay cosas que marcan, Neogeminis y esta fue una de ellas
EliminarUn gran abrazo
A mí el circo es de los pocos espectáculos que no me gustan.No quiero sufrir, viendo lo que sucede.
ResponderEliminarBesos
Me sucedió igual, Tracy
EliminarUn abrazo
Me he quedado impresionada por el ambiente denso y extraño de tu circo urbano, escondido en callejuelas según un extraño programa. El final rompe como un toque de tambor sin previo aviso... Gracias por tu participación y un abrazo
ResponderEliminarFue una participación a último momento, Dorotea
EliminarUn abrazo
Un final muy triste. Pero el texto es muy animoso, y colorido.
ResponderEliminarUn abrazo, y feliz finde
Estos tiempos me ha llamado la tragedia y los recuerdos no son menos, Albada
EliminarUn abrazo y feliz fin de semana también para ti
Hola Camila, tu historia impacta y hace meditar, buena historia para el tema de hoy..
ResponderEliminarYa hace mucho que dejé de ir, vas creciendo, adquiriendo conocimientos y capacidad analítica...no me gustan los animales enjaulados ni ver los accidentes....
El final de la historia tuya es todo un aldabonazo, buena aportación.
Gracias por comentar en mi blog.
Un beso.
Franconetti, recuerdo que antes del show, él no quería hacerlo, no había red y estaba indeciso, ella insistía e insistía, hubo varios intentos que no se dieron hasta que él accedió y fue aterrador
EliminarUn abrazo
No me extraña que no quiera volver al circo bufff.
ResponderEliminarMe gustó tu aportacion.
Besos.
No he vuelto María
EliminarUn abrazo
Vaya... el final es impactante y sorpresivo pero lo esas por los comentarios, en que reflejas que fue real. Y lo mas fuerte de todo es lo que comentas a Franconetti.
ResponderEliminarEl ambiente que describes es de un decimononico muy conseguido.una actividad en declive, pero en ti caso sin nostslgia, por razones obvias.
La cita del principio tambien con ese misterio al que te dejas arrastrar, resulta atrayente.
Abrazo como no rrcuerdo haberte visto por los jueves antes, espero wue te apuntes a la familia
Desde la llegada al circo todo parecía visto desde fuera, mi propia espectadora, así es como lo recuerdo, viendolo desde arriba, juegos de la mente talvez.
EliminarParticipé anteriormente y siempre que exista un recuerdo que lo enlace y pueda encontrar por dónde se reúnen, claro, seguiré haciéndolo .
Un abrazo
Hermosas letras. Saludos
ResponderEliminarSaludos y gracias, Frases Bonitas
EliminarHas creado una historia de atmósfera y onírica con un final impactante en que casi se oye el golpe y el dolor de esa caída. El circo realmente pasará como un espectáculo grotesco risas burdas, animales enjaulados y esos saltos "mortales del trapecio. ¿Quién pensó que eso le gusta a los niños? Gracias por este relato. Un abrazo.
ResponderEliminarAhora que han prohibido a los animales, Joaquín, los actos son más riesgosos
EliminarUn abrazo
Una mala experiencia... pobre chica....
ResponderEliminarLograste toda una atmósfera, para rematar con ese deseo de no volver.
ResponderEliminarBien contado., Un abrazo.