06/07/22

Abismo


Hoy no ha usado ataduras físicas. Me ha puesto de pie, con las manos a la espalda, simulando unas cuerdas que en este momento no atan mis muñecas.

Se aleja, sus pasos vibran en mi corazón, como latidos que agitan mi pecho.
Regresa, intento ver lo que trae en su mano, pero no puedo quitar la mirada de la suya, tiene una profundidad que me estremece, puedo distinguir que Amo y Sádico se han puesto de acuerdo. 

— No cierres los ojos — me ordena.
Me da un azote, rotundo, preciso, Él sabe que con los ojos abiertos me cuesta controlar la respiración mientras el dolor se atenúa. 

— ¿Me sigues queriendo?
Mis ojos se encuentran nuevamente con los suyos, le doy una suave sonrisa.  
— Sí, mi Señor.
Él me devuelve la sonrisa. Nuevamente azota y lo hace de forma constante ... y así continúa, espero el siguiente e intento controlar que el dolor no me doble. 

— ¿Me sigues queriendo? 
Las lágrimas amenazan con caer, me contengo e intento no pensar que me arde la piel.
— Sí, mi Señor — Nuevamente azota mi pecho que se agita visiblemente, su mirada se ha vuelto en pozas profundas.

— ¿Me sigues queriendo?.
Su mente es un laberinto que poco a poco voy descubriendo... Ahora lo entiendo, quiere escuchar hasta dónde llegaría por Él.
— Sí, mi Señor ... más que a mí misma. 
Respiro profundo y lento. Los azotes me siguen llegando, me contengo, intento mostrarle mi fuerza interior, Él sigue azotando y empujando mis límites, intento resistir... No puedo.

Cierro los ojos, las lágrimas empiezan a caer, un gemido se escapa de forma involuntaria.
— Oh, lo siento, mi Señor... 
— Shh, todo está bien, no te contengas, quiero todo de ti. 

Su voz suave me acaricia es dulce, profunda, sus labios moviéndose en mi oído hacen que me estremezca. 

Nuevamente me azota, las emociones se han desbordado, las lágrimas fluyen a borbotones ... Es tan difícil dejar de pensar que quiero alejarme, que no resistiré más, que duele, que arde, que fuerza tanto que ya no hay más resistencia, que le he dado todo y no queda nada de mí, que estoy agotada, frágil, estoy en un mar de lágrimas.

— Mi Señor... 
Me envuelve en sus brazos, hundiéndome en el más hermoso de sus abismos.

Me observa sereno, atento a cada expresión de mi rostro, de mi piel, su mirada me acaricia. Desde muy hondo su mirada me acaricia, me derrite su voz.

— Mi niña ...

9 comentarios:

  1. Un laberinto su mente y un tormento la vida! Me costó leerlo sin estremecerme. Es que no comprendo esos actos de sadismo! Un beso!

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    1. Una vida en plenitud, Sindel, pero comprendo que no lo entiendas
      Un abrazo

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  2. Tiene que doler, evidentemente. Como todo proceso creativo, el amor así debe ser...

    Abrazos y más abrazos.

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    1. Una forma de amar, Carlos distinta
      Abrazos y más abrazos

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  3. No hay mayor sometimiento que el que uno mismo se impone. Un laberinto mental del que no siempre se quiere salir. Triste.

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    1. Ni mejor, ni peor, solo una forma diferente de ser y sentir, Mónica, nada triste, todo lo contrario.

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  4. Esas verrugas que van quedando despues de los azotes, deben de doler entre sus brazos.
    Hasta donde soportar el dolor?

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    1. Duelen, Gustab y son muy satisfactorias.
      Justo hasta ese momento donde la palabra lsoportar entra en escena Gustab, porque no se trata de soportar y sí de disfrutar plenamente.

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  5. WOW...ATERRADOR... PERO PROBABLE.

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"Cuida tu palabra; El adjetivo, cuando no da vida, mata"
(Huidobro, ob. cit .. · p. 255 ).